Internet ha facilitado que la mayoría de productos, incluidos los de rotulación (vinilos, rótulos, lonas publicitarias, etc), estén al alcance de todo el mundo, tanto de empresas como de particulares, haciendo que la ley de la oferta y la demanda acabe desatando una guerra de precios.
Por ende, el consumidor tiene productos mucho más baratos pero de una calidad totalmente desconocida por él.